J.Carlos

A ese saludo tuyo,
que en la noche me acompaña.

A ese saludo tuyo,
que tanto añoraba.

A esa rosa roja,
que cada noche dejas en mi ventana.

A ese saludo tuyo,
que me dice que el día se termina.

Nunca decimos mucho,
pero lo justo para estar acompañada.

Que este rincón sea un poco tuyo,
al igual que ese que te dejo ahí lo será mío.

Romeo

Vi dos estrellas brillar,
Cuando me comenzaste a hablar,
Pero no eran estrellas si no diamantes,
Que se iluminan al hablar,
Pero cuando los vi bien, solo eran tus ojos,
Que no dejaba de mirar.

Que la luz no abandone tus ojos,
Que tus ojos nunca dejen de brillar,
Que aunque triste sea la noche,
No comiencen a llorar,
Que no se apaguen nunca,
Aunque solo se vea oscuridad.

Porque aunque no los halla visto,
Yo no puedo dejar de soñar.

Jorge

Te leía mientras yo escribía,
aunque yo nada te decía,
ahora yo escribo,
y tú no dices nada.

Tú decías que de hielo,
yo decía que de fuego,
pero esto a cambiado
y todo a mejorado.

Dos años ya han pasado,
y nuestra amistad no a cambiado,
pero, tu ahora tienes lo que has deseado,
yo, lo que mas he esperado y amado.

Candido

A un caballero andante de la mancha,
a un caballero al que le gusta la luna.

¿Se le podría hablar igual que a la luna?.

De la soledad que se siente,
de la tristeza que nos da la noche.

De las alegrías que nos trae el día,
de las esperanzas que nos da la vida.

Hablar para que el tiempo vuele,
hablar para el tiempo no pare.

A ti caballero, que casi no hablas,
pero siempre escuchas.